El distribuidor químico Quimidroga, propiedad de la familia Sisquellas, cumple el principal objetivo de su plan de internacionalización: ser un referente en el aréa del Mediterráneo. La compañía, con sede en Barcelona, acaba de poner el broche de oro a su estrategia con la apertura de una filial en Italia.
La compañía llega a Italia con un socio local y tendrá una participación del 60% en la filial, una decisión que viene a reforzar la posición de la compañía en el arco mediterráneo tras la adquisición el año pasado de la empresa francesa Montbelle.
Quimidroga tiene ya seis filiales
Tras esta operación, Quimidroga tiene filiales en Portugal, Francia, Italia, Marruecos, Turquía y Argelia. La distribuidora química de la familia Sisquellas estanca su facturación en 675 millones de euros, pero dispara su beneficio un 45%, hasta los nueve millones.